domingo, 22 de octubre de 2023

La derrota de la Paz

          En la mayoría de las guerras puedo tener dudas sobre quien es el vencedor, pero sé a ciencia cierta quienes las han perdido, siempre.

          Y esto es lo que siento ahora mismo con lo que está sucediendo en Palestina e Israel. 

          Desde que Hamás atacó a los asistentes al festival de música y a los kibbutzs en el sur de Israel la suerte estaba echada.

          Independientemente de cómo se desarrollen los enfrentamientos bélicos en los próximos días, semanas o meses, los que ya han perdido y que ya han sido totalmente derrotados en el conflicto son, como siempre, y en este orden: los niños de ambos bandos, los civiles masacrados, la verdad y la objetividad (que parecen no interesarles a nadie), y los acuerdos de paz que estaban a punto de ser firmados y que ahora quedarán aparcados sine die. 

          Y sean quienes sean los cerebros maléficos que han planificado todo lo acontecido, los vencedores son los fanáticos de ambos bandos que han conseguido enquistar el conflicto una vez más, y destruir las esperanzas de paz y de estabilidad en la zona por mucho tiempo. 

          Porque no nos engañemos, en ambos bandos hay individuos, (me resisto a llamarles personas), que no luchan por su pueblo ni por sus derechos, (que realmente les importan un bledo), sino que sólo lo hacen por destruir y eliminar totalmente al contrario y por hacer eterna la guerra que ha pasado a ser su forma de vida.

          Y mientras, los civiles siguen sometidos a una maquinaria bélica implacable por un lado, y a un terrorismo salvaje por otro. 

          Entre tanto en occidente les hacemos el juego a unos y a otros asumiendo argumentos más falsos que una moneda de tres euros, o reclamando que respeten los derechos humanos y el derecho internacional a quienes se los pasan por el arco del triunfo una y otra vez, (junto con cualquier otro acuerdo y resolución internacional). 

          Estas cosas siempre me recuerdan la frase del Comandante Saito en la película “El puente sobre el río Kwai”: “No me hable de reglas. Esto es una guerra... no una partida de cricket”.

           Pues eso, que los artífices de todo lo que está pasando saben muy bien lo que son las guerras y que en ellas vale todo, por mucho que nos duela a los espectadores y mucho más a los que las padecen, y que cuanto peor vaya todo, mejor para ellos. Desde su punto de vista, lo más lógico es ahogar sangre con sangre, muertes con muertes y dolor con dolor. Porque alimentando el odio con actos execrables conseguirán hacer eterno el conflicto del que ellos se alimentan y que es su única razón de ser. 

          Y mientras tanto las cifras de muertos, de mutilados y de huérfanos siguen aumentando sin que nadie sepa cuando se detendrán.

          Quizá algún día el mundo cambie y puedan sentarse juntos judíos y musulmanes, tan solo seres humanos al fin, sin tener en cuenta sus creencias y sin que los envuelva el resquemor, el miedo o el odio. Pero me temo que ese día, si es que llega, queda cada vez más lejos.


Publicado por Balder

1 comentario:

  1. Quizá cuando venga El Mesías. Lo que parece evidente es que nuestros ojos no lo verán.

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