domingo, 1 de diciembre de 2024

Existencias efímeras. Vida imperecedera.

          Tenemos un amigo al que le gusta escuchar a los árboles... Y hablar con ellos... Bueno, también habla con las piedras y con los ríos. Supongo que en parte es porque que piensa como San Bernardo de Claraval: Encontrarás mucho más en los bosques que en los libros; los árboles y las piedras te enseñarán lo que nunca aprenderás de un maestro. Aunque en gran medida lo hace también porque se siente, por influencia de sus ascendientes celtiberos, un poco druida, y por las enseñanzas del santo de Asís, un bastante franciscano.

          Y lo cierto es que le doy en parte la razón. Se aprende mucho de los árboles y de la naturaleza al fin, aunque sólo sea observándolos y aunque no se llegue a hablar con ellos. Entre otras cosas que lo que ahora pase ya pasó otra vez, que la existencia es efímera y que la Naturaleza es un madrastra dura e insensible, que hace surgir esperanza del dolor y nueva vida de los despojos y de la propia muerte.

          Una vida imperecedera a costa de muchas existencias efímeras.

Mechón de azufre (Hypholoma fasciculare) sobre tocón de Haya (Fagus sylvatica)


Publicado por Farela y Balder