domingo, 2 de julio de 2023

La revancha


Lo primero que hacía cada día, apenas abría los ojos, era rezar pidiendo venganza. Y cuando, agotada y humillada, se recostaba en su lecho al final de cada dura jornada, lo último que hacía, antes de que la vencieran el sueño y el cansancio, era recitar una plegaria solicitando poder vengarse algún día.
Ella, por cuyas venas corría la sangre más noble de su raza, había sido vendida por su padrastro, sin que ni su madre ni nadie de su pueblo hubieran hecho nada por impedirlo. Y posteriormente, cual vulgar mercancía, había formado parte de pagos y tributos hasta acabar como esclava de los vasallos de su patria. Eso le permitió conocer la otra cara de la historia y descubrir la crueldad de los que habían sido su pueblo. De cómo llevaban casi cien ciclos derrotando y sometiendo a todos los otros pueblos. De cómo les imponían crueles tributos de víveres, de enseres y hasta de jóvenes con que nutrir sus ejércitos de conquista y aplacar con sacrificios humanos a sus despiadados dioses. De cómo arrasaban las ciudades y los templos de todos los que osaban resistirse, y de cómo imponían su ley y sus divinidades a los que decidían someterse. Y descubrió que no solo ella había sido vendida, humillada y maltratada por los dueños del mundo. Y lloró, sangró y decidió que, con la ayuda de los dioses, algún día se vengaría.

          Cuando oyó los rumores de la llegada de aquellos extraños seres de oriente que se cubrían con armaduras que brillaban como el sol, que atacaban con rayos y truenos, y que poseían monstruos de cuatro patas y dos cabezas, supo que sus oraciones habían sido escuchadas. Apenas sus amos fueron derrotados por la magia y el poder de aquellos nuevos dioses, se las apañó para formar parte de las mujeres que fueron cedidas como parte del tributo de rendición, y se juró a sí misma que se haría imprescindible para esos nuevos dueños de rostros blancos y barbados, que los llevaría a vencer, a someter y a destruir a los que la habían humillado, vendido y maltratado y que llevaban esclavizando a todos los pueblos de aquellas tierras desde hacía casi cien ciclos solares.

          Aquellos hombres-dioses le pusieron el nombre de Marina, aunque siempre sería conocida como la Malinche. El resto es historia… o leyenda.
 
Publicado por Balder


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