Te
encontramos, como no podía ser de otra manera, en Jerusalén, la ciudad que es eterna
e inmutable a pesar de haber sido destruida y reconstruida incontables veces. La
urbe amada y deseada en la que rezuma el rencor y la aversión. El lugar Santo
en el que se ora, en casi todas las lenguas de la tierra, a tres dioses que son
el mismo único y verdadero Dios, mientras al mismo tiempo y con la misma pasión, se mira con animadversión, cuando no con odio, al que reza frente a ti.
Y mientras, tú, indiferente al tiempo
y al espacio, a las emociones enardecidas y a las esperanzas de trascendencia, tan
solo difundes aromas y colores que reconfortan, sosiegan y deleitan el alma
cansada y saturada del viajero que pasa a tu lado sin apenas ser consciente de
tu presencia.
![]() |
Romero de piedra (Lavandula stoechas) |
Publicado por Farela y Balder
No hay comentarios:
Publicar un comentario