El humilde trébol, creciendo a ras del suelo, apenas llama la atención. Tan solo parece deleitar a los rumiantes y a los conejos.
Pero ocasionalmente, por llevarle la contraria a su nombre, desarrolla una cuarta hoja y así se transforma en el codiciado amuleto que muy posiblemente concluya su historia dando buena suerte a las páginas de un libro.
Pero ocasionalmente, por llevarle la contraria a su nombre, desarrolla una cuarta hoja y así se transforma en el codiciado amuleto que muy posiblemente concluya su historia dando buena suerte a las páginas de un libro.
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