domingo, 7 de marzo de 2021

Días internacionales

          Me pregunta una amiga, que si mañana que es el Día Internacional de la Mujer, yo que soy tan así??? con las cosas de las mujeres, no voy a escribir nada al respecto.

          La verdad es que yo con esto de los días internacionales, nacionales o municipales de las cosas y las personas, vivo un sin vivir en mí. Un debate interior que me trae un poco confusa y confundida a la vez.

          Por una parte pienso que todos los días del año deberían ser día internacional de algo o de alguien, días en los que recordar y no dejar que muera nuestra propia memoria personal y social. Como dijo, no recuerdo ahora quién, olvidar nuestra historia solo nos condena a repetirla una y otra vez. Deberíamos de ser conscientes de que nuestra vida no siempre fue así, de que llegar a donde estamos ha tenido un precio, aunque solo sea para frenar tantas y tantas regresiones a un pasado que muchos consideran mejor, quizá porque lo desconocen; niñas que no solo consienten sino que fomentan conductas machistas en su entorno, partos en situaciones domésticas extremas porque ya no recordamos la tasa de mortalidad materno infantil de hace unos pocos años, renacer de grupos sociales radicales que condujeron en otros momentos a guerras sin sentido…

          Por otro lado, siempre pienso que cuando se instaura un día internacional de algo es porque todavía queda mucho por lograr, que en el fondo es darle a la persona, a la situación o al grupo social, un caramelo con el que contentarle y entretenerle; como un “síííí, ya lo sé, estás ahí, sigues estando ahí, sigues luchando… Y te voy a reconocer que lo haces y te voy a ayudar”, pero la ayuda nunca llega más allá de una cinta de inauguración.

          Sé que no es del todo cierto, porque existen asociaciones, días y fechas que nos estremecen a todos y nos dan en las narices y durante unos días consiguen que despertemos y colaboremos aunque luego hasta el año próximo todo vuelva a la normalidad.

          Pero los días “excepcionales” se transforman también con demasiada frecuencia en una trampa, la trampa de tantos y tantas políticos y políticas que siguen sacando rentabilidad de que existan, de todos y todas esas y esos que consideran que han descubierto el chapapote porque ven una mancha en las rocas, pero olvidan que solo son los restos que quedan después del esfuerzo sobrehumano de tantas y tantos otros y otras que se dejaron la vida y el alma en llegar a donde estamos. La trampa de una juventud como todas las juventudes que han sido, son y serán: la de creer que ellos han sacado a la luz un problema que no existía antes de que fueran capaces de verlo y contárnoslo.

          Y yo este año más que nunca me niego a ser cómplice de la trampa. En este año de pandemias, que tampoco son nuevas bajo el sol, de dolor, sufrimiento y muerte para tantas personas no voy a ser cómplice de un feminismo de oportunidad y ocasión, no voy a entrar al trapo de las salvadoras de la maquinaria represora y le voy a dedicar el día a dar gracias por tantas mujeres y tantos hombres que desde que el tiempo es tiempo han creído de verdad en la igualdad entre seres humanos, desnudos, despojados de sexo, ideologías y parcialidad. Seres humanos que creen y sueñan que existe un mundo de igualdad que se puede alcanzar sin gritos, alharacas, insultos y descalificaciones.

          Y voy a recordar especialmente a hombres como mi padre, que acaba de cumplir 87 años y hace más de 50 años firmó sin temblar el primer contrato laboral de mi madre, dejándola integrarse en una empresa en la que solo existían hombres, permitiendo que creciera profesionalmente y celebrando con orgullo cada uno de sus logros, asumiendo el trabajo de casa y de fuera con ella, sin que de él saliera nunca otro sentimiento distinto que el de orgullo. A un hombre que me obligaba a cambiarle las ruedas al coche matemáticamente cada tres meses, porque a su hija nadie iba a decirle que no sabía y podía hacer lo que cualquier hombre sobre la faz de la tierra hiciera y mucho mejor. A mi marido, que se suma a todas mis locuras con auténtico entusiasmo y me invita a participar de todas las suyas; y que como no le gusta planchar no deja de repetirme que a él la arruga le resulta indiferente, que lo que eligió fue compartir su vida con una mujer feliz y sonriente, no con una camisa bien planchada. 

          A todos esos amigos con los que he compartido copas, viajes, horas de diversión, de estudio y de trabajo, sin que nunca me hayan hecho sentir molesta, juzgada, observada, menoscabada o menospreciada.

          A los demás, a esos machos alfa que todas nos hemos tropezado al menos una vez en la vida, como dirían los aragoneses, “a cascala”. Vuestras horas se extinguen desde el principio de los tiempos.

          Quizá de un modo inconsciente elegí hoy las fotos de las magnolias, porque me recuerdan a una película de mujeres, Magnolias de Acero, una de esas películas que nunca conseguirán todos los premios de las academias de cine, una película “de mucho padecer y llorar”, de esas que puedes ver un día gris con una taza de algo caliente entre las manos y un buen paquete de pañuelos de papel delante, y al acabar, después de hartarte de llorar, tendrás una sensación de calor en el corazón.

          Porque es verdad que las magnolias son como las mujeres, hermosas, frágiles, fuertes y quebradizas a la vez. Florecen, como las mimosas, antes de que llegue la primavera y llenan de luz y calor un tronco y unas ramas que crecen fuertes y recios hacía el cielo pudiendo alcanzar un tamaño considerable.

          Que vuestros días, todos los días del año sean muy felices, y por si además sirve de algo: Feliz Día Internacional de la Mujer a todas las mujeres y, como no, a todos los hombres que tenéis a vuestro lado a una mujer excepcional… con toda seguridad a los hombres de la vida de mis amigas.



 

 Publicado por Farela

2 comentarios:

  1. Que bonito,que bien expresado ,esa dualidad que poseemos las mujeres de verdad.
    Has sido tan generosa que nos has regalado una parte de ti ,muy intima.Se te puede conocer más por este articulo, que en toda una vida de trato social.
    Y me ha gustado ver como eres .
    Me pareces un ser humano excepcional.Me alegro de conocerte.Mucho.

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