viernes, 6 de enero de 2023

Los Reyes Magos

          Esta carta, que cuenta la auténtica historia de lo que sucedió hace muchos muchos años, se la escribí a mi hija el día en que algún insensato cometió el error de contarle una estúpida mentira. Y por si a alguien le puede ayudar, aquí se la dejo a su disposición. 
          Feliz día de Reyes a todos los pajes de buena voluntad.


Querida hija:

Si estás leyendo esto es porque alguien te ha contado una mentira y te ha dicho que los Reyes Magos no existen. Así que he decidido contarte la historia que cuenta toda la verdad.
Hace mucho, mucho tiempo, tres Sabios Magos de oriente que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar se enteraron de que había nacido el niño Dios en la ciudad de Belén y quisieron ir a adorarlo y llevarle regalos. Después de muchos días de viaje y de afrontar múltiples vicisitudes, llegaron junto a un pesebre donde, entre una mula y un buey, encontraron a José, a María y al niño Jesús. Y se postraron ante Él y le ofrecieron sus presentes. Le llevaron oro como Rey, incienso como Dios, y Mirra como hombre.
Después de esquivar al rey Herodes, para no tener que decirle donde había nacido Jesús, pues quería matarlo, regresaron cada uno a su país de origen, llevando en su corazón la alegría de haber podido ver y adorar al niño Dios. Pero lo que más recordaban y lo que más les llenaba el espíritu de dicha y felicidad, era recordar la alegría de aquel niño, en aquel pesebre, al ver los regalos. Su mirada feliz llena de sorpresa y curiosidad, no solo al descubrir los ricos presentes que ellos le habían llevado, sino también al desenvolver los humildes regalos con que los pastorcillos y la gente humilde de Belén le habían obsequiado.
Tiempo después llegó hasta sus oídos la matanza que el Rey Herodes había cometido sobre los niños de Belén y lloraron de rabia por no haber sido más inteligentes y no habérseles ocurrido alguna solución que hubiera impedido aquella tragedia.
Así que en parte por el deseo de revivir la alegría de ver los ojos de los niños llenos de sorpresa y dicha al abrir sus regalos, en parte con la esperanza de que todos los niños fueran felices al menos un día al año y en parte por su pena y por el intento de aplacar el dolor del recuerdo de aquellos niños que habían muerto en Belén, decidieron que todos los años, en el aniversario de su visita al niño Jesús, llevarían regalos a todos los chiquillos de sus respectivas regiones, para ver la alegría y la sonrisa en el rostro de todos ellos, hasta en el de los más humildes y pobres, al menos un día al año.
Año tras año cumplieron su promesa y empleando todos sus recursos y fortunas, consiguieron que todos los chavales recibieran regalos todos los aniversarios de esa noche, que poco a poco, fue conocida por todo el pueblo como la noche de los Reyes Magos.
Pero el tiempo fue pasando y, aunque vivieron muchos años, los Magos se fueron haciendo viejecitos y uno tras otro se fueron yendo al cielo con el Niño Dios.
Y el primer año en que los tres Magos ya habían muerto, el desconsuelo se extendió entre los niños y entre los padres, que también habían sido niños, de todas aquellas regiones. Y no solo por la muerte de unos hombres tan buenos, sabios y generosos, sino porque creyeron que con su muerte se había acabado la tradición de que un día al año, niños y mayores, se despertaban dichosos y con los ojos brillantes de sorpresa y de felicidad para abrir los regalos que les habían dejado los Reyes.
Y fue entonces cuando a una niña se le ocurrió que aquello no podía acabar así, que a los tres Magos no les hubiera gustado que lo que ellos habían empezado se acabara por el pequeño detalle de que ellos ya no estuvieran allí para llevar los regalos en persona. Y pensó que sería lo que los Reyes les hubieran querido regalar a sus padres, a sus hermanos y a sus amigos. Y decidió que si los Reyes ya no estaban allí para llevar los regalos ellos mismos, ella lo haría en su nombre.
         No tenía mucho dinero, ni muchos recursos, ni pajes ni camellos que le ayudaran, pero sentía que los tres Reyes Magos estaban en su corazón, que la miraban y le sonreían y que con su ayuda podría hacerlo. Y sin saber muy bien cómo, se las arregló para conseguir regalos para sus hermanitos, para sus papas y para todos sus amigos.
Y ¿sabes que pasó aquella primera noche de Reyes en que los tres viejos Magos ya no pudieron llevar personalmente los regalos a todos los niños de aquellos lejanos países? Pues lo que paso fue que los tres Magos se habían metido, no solo en el corazón de aquella niña inspirándola y ayudándola a conseguir regalos para su familia y amigos, sino que también lo habían hecho en el corazón de todos los padres y las madres de aquel país. Y al amanecer todos encontraron un montón de regalos en sus casas, como ninguna noche de Reyes antes habían tenido.
Todo el mundo había conseguido regalos para sus familiares, amigos y allegados, y todo el mundo estaba feliz abriendo paquetes y recordando a los tres Magos que habían empezado hacía ya tantos años aquella hermosa tradición.
Y todo el mundo decidió que aquello tenía que repetirse todos los años, y que todos dejarían entrar en sus corazones a los tres Reyes Magos para que, con su ayuda y aunque estuvieran en el cielo, pudieran seguir consiguiendo y llevando regalos para todos los niños y para todos los mayores, para que al menos una mañana al año, hasta los niños más humildes, fueran felices gracias a la idea de tres ancianos Reyes Magos.
Aquella idea tan hermosa fue extendiéndose por toda la tierra. Y aun hoy en día los tres Reyes Magos siguen trayendo regalos a todos los niños del mundo por mediación de todas las buenas personas que les dejan entrar en su corazón.
Así que no les creas a los tontos que piensan que los Reyes Magos no existen, porque sí que existen y están en el corazón de tus papás, de tus yayos, de tus abuelos, de tus padrinos, de tus tíos, y en el de todas las buenas personas que les ayudan a traer sus regalos como les ayudaban sus pajes. Así que deja que los Reyes Magos entren también en tu corazón y como si fueras uno de sus pajes ayúdales a que tus amigos y familiares reciban los regalos y sobre todo, el amor que los Reyes quieran dejarles cada año.

Un beso de tus papas que te quieren.


Publicado por Balder


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