Vieja y
umbrosa camina
sobre la tarde serena,
parece que va vencida
que la derrumba su pena...
Pero al pasar a mi lado
y levantar la cabeza
su vieja boca sonríe
y se borra la tristeza.
Y el rostro
que parecía
vacío y sin fortaleza,
se me antoja transparente
de luminosa belleza.
Y la miro sorprendido
y ella me mira serena.
Y sé que no estaba sola
y que no vagaba en pena.
Camina en la compañía
de una paz
que me es ajena.
Y descubrí que la luz
brilla donde uno no espera
y se nos va de los ojos
si no aprendemos a verla
¡Cuántas veces la alegría
se nos disfraza de pena!
Publicado por Farela
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