Algunos
investigadores sostienen que si tuviésemos la capacidad de controlar nuestra
mente podríamos retroceder a través de nuestros recuerdos hasta el instante
mismo de la creación. Defienden la teoría de que en la parte más primitiva y
arcaica de nuestro cerebro permanece dormida la memoria más ancestral, la que
nos lleva más allá de nuestros recuerdos como individuos para enfrentarnos a un
compendio global de recuerdos que nos identifican como especie.
Si de verdad pudiésemos realizar ese viaje en
el devenir de nuestra memoria probablemente uno de los momentos más impactantes
de nuestra historia sea aquel en que por primera vez asomamos la cabeza desde
debajo del agua y la LUZ impactó de un modo definitivo en todos nuestros
sentidos. Más allá del juego de luces y sombras matizado por las distintas
profundidades del agua hubo un momento, un instante de nuestra evolución en que
la luz en toda su magnitud nos deslumbró.
Eso es para mí la fotografía. Un súbito
impacto de luz que despierta un lugar dormido en mi memoria más ancestral. Su
presencia o su ausencia. El brillo de un tenue haz sobre las hojas de un árbol.
El devenir de la historia en un estrato de roca. Un juego de luces y sombras en
la vida del bosque. El azul frío del hielo...
Un instante de infinita belleza que impacta de
pronto en mi retina haciéndome sentir la necesidad imperiosa de almacenarlo en
algún lugar de mi memoria más arcaica allí donde puedo compartirlo porque
aunque solo haya sido hermoso o impactante para mi forma parte del bagaje de la
humanidad.
Publicada por Farela.
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