domingo, 9 de diciembre de 2018

El amor no es cosa de niños


No había forma de que su familia lo comprendiera.
Lo único que hacían era mirarlo con una irritante mezcla de burla y superioridad. Como si aún fuera un niño y como si ellos lo supieran todo. Cuando eran incapaces de comprender nada.
Desde que había empezado a salir con Elisa, lo trataban como al protagonista de una farsa. Y encima, últimamente hasta se permitían el lujo de darle consejos: “Que si no tenían edad”, “que si iban muy rápido”, “que si ella era mayor para él”… Y por lo que le contaba Elisa, en su caso, la situación, los comentarios y los procederes aún eran peores. Casi no le dejaban ni salir de casa.
Por eso habían decido fugarse. Tan solo una noche para dar un toque de atención. A ver si así se daban cuenta de que iban en serio y no los trataban como a niños, que ya no lo eran.
¿Tan difícil era que comprendieran que solo querían hacer su vida?
Pero todo había salido fatal. Habían pillado a Elisa con la maleta en la puerta, y ella apenas había tenido tiempo de mandarle un mensaje por whatsapp, contándoselo todo, antes de que le confiscaran el móvil. Como si tuvieran derecho a hacerlo, cuando ella se lo había comprado con su paga.
Y allí estaba él, encerrado en su cuarto sin saber qué hacer. Dando vueltas como una fiera enjaulada. Si al menos ella lo llamara por teléfono y pudieran hablar. Sabía que tendría una oportunidad de hacerlo sobre las siete de la tarde, cuando se quedara sola con la asistenta. Pero eran las siete y cinco y el teléfono no sonaba.
De repente lo oyó timbrar una y otra vez. Se abalanzó al pasillo, y antes de que pudiera gritar que era para él, ya lo habían descolgado.
Sintió como le subía la angustia desde la boca del estómago.
Pero tuvo suerte. El niño se volvió hacia él con el auricular en la mano, mirándolo sonriente, y con un gesto de burla le dijo:
- Es para ti abuelo, tu novia.

Publicado por Balder

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