El
otoño es ocre, húmedo y frío. Es tiempo de cambio, de hojas caídas que bailan
con el viento, de vuelta a la escuela y de días cada vez más cortos. Es tiempo
de recolección, de uvas y de frutos secos, de llevar el mosto al lagar y de
sembrar la próxima cosecha. Y es tiempo de evocaciones y de melancolía, de recordar
a los que ya no están y de podar las ramas y las añoranzas marchitas.
Pero
aunque parece que la naturaleza agoniza y que la mayoría de las flores
descansan y duermen dentro de sus frutos, cuando ocasionalmente encontramos
alguna planta floreciendo nos hace recordar que la vida continúa, aunque
parezca ligeramente adormilada y que como decía Albert Camus: “El otoño es una
segunda primavera, donde cada hoja es una flor”.
Queiruba (Daboecia cantabrica) |
Publicado por Balder.