Queridos resis:
No dejéis que nuestro cansancio os venza. No perdáis nunca la perspectiva de que habéis elegido la especialidad más bonita del mundo en el peor momento sanitario que nos ha tocado vivir, (y pensar que a algunos ya nos pareció que nunca habría nada peor que el sida). Eso la hace aún más hermosa, acompañar, sanar, ocupar, aunque sea durante unos segundos y por teléfono el vacío de los que están solos... Es en el fondo un regalo y una lección de vida. Sobreponerse al desencanto, al rechazo de algunos y a las decisiones políticas es un ejercicio cotidiano que sólo podremos mantener sosteniéndonos los unos a los otros, y aferrándonos a las pequeñas satisfacciones cotidianas de esta fantástica profesión. Recordad en cada momento que sólo somos personas cuidando de otras personas, complejas, complicadas, buenas y malas... como nosotros mismos.
Estamos cansados, rotos y mal pagados, expuestos,
maltratados, ninguneados... pero sólo estaremos vencidos cuando dejemos de amar
esta profesión, cuando dejemos de sentirnos impotentes y frustrados frente al
deterioro al que está sometida, cuando los pacientes dejen de ser seres humanos
para ser sólo un trabajo.
Si esperamos siempre lo peor de los demás, eso será lo que
invariablemente acabaremos encontrando.
Publicado por Farela
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