domingo, 3 de marzo de 2024

Re-visionando la Sociedad de la Nieve

 

Recientemente hemos visto la película “la sociedad de la nieve”. La gran triunfadora en los Goya de este año y quien sabe si futura ganadora de algún nuevo Oscar para nuestro cine. Una excelente película que cuenta una historia dura, de supervivencia y de superación en condiciones extremas.

Antes de continuar, y pese a que la historia tiene ya más de cincuenta años, para los que no la conozcan, decirles que el presente texto puede destriparles el argumento de la película, (o sea, que puede tener spoilers, como se dice ahora).

Como digo, la película es una narración muy fidedigna de todas las peripecias y desventuras de aquellos jóvenes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que tuvieron que enfrentarse a una de las situaciones más terribles y dramáticas que pudiera imaginarse, mientras soportaban una naturaleza y una climatología tremendamente hostiles.

Lo que más ha llamado siempre la atención de esta historia ha sido el tema del canibalismo, quizá por el morbo y los tabús que arrastra. Pero lo cierto es que, al menos para mí, es un elemento muy importante pero secundario.

Porque, por una parte, aunque para la mayoría de nosotros la antropofagia es un acto arcaico, bárbaro y casi prehistórico, lo cierto es que estamos mucho más cerca de él de lo que nos queremos imaginar. Al fin y al cabo, el consumir productos humanos no está tan alejado de nuestra meliflua y biempensante sociedad. Sin ir más lejos, independientemente de los pueblos más o menos aislados que lo han practicado hasta épocas bien recientes, en la muy civilizada Europa el polvo de momia se utilizó como componente de remedios médicos, hasta casi finales del siglo XVIII, para el tratamiento de múltiples padecimientos, desde la indigestión a la peste bubónica, pasando por la cefalea; la sangre de los ajusticiados era consumida por enfermos de tuberculosis, directamente al pie de los patíbulos, hasta bien entrado el siglo XIX, pensando que con ello podían paliar los efectos de su enfermedad; y hoy en día está de moda entre determinados grupos el consumir la propia placenta tras el parto, en familia, preparada de diversas formas. Y esto simplemente por poner tres ejemplos.

Y por otra parte porque, los que conocemos la alta montaña, sabemos que lo auténticamente extraordinario de esta historia es ser capaz de sobrevivir a las propias cumbres, a sus glaciares, a sus aludes y a sus terribles condiciones climatológicas y aun además conseguir atravesarlas a lo largo de días y de noches, en busca de un incierto rescate, sin los medios ni recursos adecuados.

Así que la película no va de canibalismo, por mucho que el morbo nos haga verlo como el elemento fundamental.

La película va de la infinita capacidad de resiliencia que puede tener el ser humano, y sobre todo de cómo, con los valores que demostraron todos los pasajeros que iban en ese avión, con la solidaridad, la fraternidad y el sacrificio de cada uno de ellos, así como con el trabajo en común, se puede conseguir vencer cualquier adversidad, por traumática y dramática que sea, y por mucho que nos afecte, bien sea de forma física, psíquica y sobre todo emocionalmente. Cómo el aporte de cada uno de los miembros de una sociedad, en este caso “la sociedad de la nieve”, en la medida de sus facultades y posibilidades, permitió la supervivencia del grupo, no sin bajas, y aun de su propio rescate y salvación.

Así que esta historia, magníficamente narrada, tan solo pretende contarnos como un grupo de personas, tras sufrir una experiencia traumática y tremendamente dolorosa, como es un accidente aéreo, junto con la pérdida de muchos de sus familiares y amigos, sabiéndose abandonadas, dadas por muertas, en medio de la nada, sin medios adecuados, y bajo unas condiciones ambientales tremendamente hostiles, pudieron salir adelante porque trabajaron y colaboraron juntos por el bien común.

Y también va de generosidad, tanto la de los supervivientes como la de los familiares de los fallecidos que han cedido su historia, sus vivencias y sus emociones para que todos nosotros las conozcamos, las sintamos y aprendamos de ellas, permitiéndonos entrar en esa parte tan desgarradora de sus vidas y de sus almas.

Así que esta película va de todo eso, de valores tan desprestigiados hoy en día como son la solidaridad, la fraternidad y la humanidad. Ojalá todos los que hemos tenido la fortuna de disfrutarla tomemos ejemplo y apliquemos esos principios como sociedad y como humanidad.

Y finalmente esta película va también y fundamentalmente sobre el Amor, así con mayúsculas. Porque como nos recordó Numa Turcatti, uno de los protagonistas de esta historia en la hora de su muerte: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Juan 15:13)”. Y eso es lo que hicieron todos los miembros de la “sociedad de la nieve”, los que dejaron su vida allí, pero también los supervivientes, que dieron lo mejor de sí mismos, incluso su propia vida por el grupo, por la sociedad y por sus amigos.


Publicado por Balder

No hay comentarios:

Publicar un comentario