A veces la
misma luz, los mismos colores, los mismos olores, los mismos sonidos... te hacen
sentir triste y alegre a la vez.
Siempre he
encontrado una extraña calidez en el invierno. Me gusta sentir el viento frío
en la cara, el golpeteo de la lluvia sobre mi cabeza. Me estimula el estrépito
del mar en las rocas de los acantilados o contra la arena helada de la playa.
Me gusta mojarme los pies, aunque pueda parecer mentira, y caminar por los
bosques umbríos al atardecer. Espero casi con ansiedad las primeras nevadas y
me deslumbra el resplandor de la escarcha cada amanecer.
Una vez
alguien a quien quiero mucho me dijo que no es lo mismo ser una princesa de
invierno que una reina de las nieves. Que las princesas de invierno tienen el
corazón caliente y brillan con la luz de las mimosas de febrero.
Así que en
este mes en el que daremos la bienvenida a la primavera, me permito sentirme
feliz y triste a la vez.
Hasta el año
que viene, príncipes y princesas del invierno. Disfrutad del hermoso
espectáculo de las otras tres estaciones del año.
Publicado por Farela
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