Mi marido
sostiene que frente a la opinión generalizada de que Altamira es la Capilla
Sixtina del arte rupestre, la variedad de autores y la prolongación en el
tiempo de las pinturas hacen que se parezca más a un Museo del Prado de la
época. Quizá sea verdad y su fuerza radique precisamente en eso, en la memoria
de todos aquellos que a lo largo de miles de años dejaron su huella en este
preciso lugar; en la grandeza inigualable de continuar caminando por los mismos
caminos, estrato arriba, estrato abajo; por los que ellos caminaron a su vez.
Ala me voy a la portería a llorar un rato.
Publicado por Farela.
Ala me voy a la portería a llorar un rato.
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