jueves, 30 de abril de 2020

25 Años.


Han pasado 25 años y en ocasiones me parece que fue ayer. Veinticinco años desde que nos casamos y desde que comenzamos nuestra vida en común. Apenas un cuarto de siglo. Y no lo vamos a poder celebrar como habíamos planificado, ni como hubiésemos deseado y querido hacer. Ni sobre todo como tú te mereces. Es lo que tienen las circunstancias que nos han tocado vivir en estos días.
Y es que en estos veinticinco años nos ha pasado de todo. Hemos reído y hemos llorado. Hemos compartido alegrías y tristezas. Hemos recibido preciosos dones, y hemos tenido que pagar dolorosos peajes. Supongo que como todos los demás humanos que viajamos en esta pequeña canica azul.
Pero realizar este viaje contigo, durante este cuarto de siglo, apenas un suspiro en la inmensidad del tiempo, ha sido un orgullo, un placer y un premio que no me he merecido, ni que creo que nunca me mereceré. Porque contigo he aprendido a ser, y sobre todo he deseado ser, mejor persona.
Sé que en este tiempo hemos abandonado muchas ilusiones, aspiraciones y sueños por el camino. Hemos pasado malos momentos y malas épocas. Y hemos tenido pérdidas dolorosas. Pero todo eso ha sido más llevadero porque ha sido a tu lado.
Y por otra parte nos hemos enfrentado a retos que nunca hubiéramos imaginado y disfrutado de acontecimientos y situaciones que no esperábamos. Hemos rezado, hemos pedido y hemos dado gracias juntos. Hemos compartido antiguos amigos, y hemos conocido y disfrutado de otros nuevos. Y sobre todo hemos recibido una hija increíble de la que nos sentimos enormemente orgullosos. Y todo ello ha sido mucho más pleno y lo he disfrutado mucho más porque lo he podido compartir contigo.
Junto a ti he aprendido a ver la belleza de las pequeñeces, naderías y nonadas de todas las pequeñas cosas. Me has contagiado tu alegría intrínseca, esa que te envuelve hasta cuando estás triste. Me has trasmitido la capacidad que tienes de sorprenderte ante todas las maravillas que nos ofrece cada nuevo día. Y me has ayudado a tolerar el dolor en el trabajo diario, a echar una mano y a estar siempre al lado de los demás. Cada día toleras mi cabezonería, mis enfados, mis silencios, y mi “caótico desorden”. Y yo he aprendido a convivir con tus inseguridades, con tus miedos y con tu absurda falta de autoestima. Y espero haberte apoyado, al menos un poco, en todas ellas.
Juntos hemos soportado situaciones a las que yo solo no hubiera sido capaz de enfrentarme. ¡Hasta nos hemos encarado y luchado juntos contra a una pandemia global!
Y aunque suene ñoño o trasnochado, y puesto que no lo puedo hacer delante de todas las personas con las que nos hubiera gustado compartirlo, he decido decirte a través de este medio, y delante de los cuatro locos que todavía nos leen y que creo que después de hoy aún serán menos, que cada día te quiero más. Que ese día de hace veinticinco años no podía imaginarme cuanto podría llegar a quererte. Y que solo espero que el viaje en esta pequeña esfera llamada Tierra, durante esta vida, a través de la inmensidad del espacio y del tiempo, dure una eternidad de cuartos de siglo, con la única condición de que sea contigo.

          Gracias amor.


Publicado por Balder, y hoy dedicado a Farela.

3 comentarios:

  1. Felicidades por los veinticinco primeros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Alberto, ojalá sigamos celebrando muchos más y podamos seguir compartiéndolos, aunque sea a través de estos medios.

      Eliminar
  2. Gracias por tantas noches, que en el silencio de mi alma me acompañáis, siempre emocionando... gracias por llenar mis miedos de ternura, de amor, y de creer que aún existe un atisbo de esperanza en el ser humano...🙏🙏🙏 Los días tristes con vosotros, lo son menos...💜❤️

    ResponderEliminar