domingo, 19 de enero de 2020

Homenajes a Pérez Galdós

Hace pocos días se han cumplido cien años de la muerte de D. Benito Pérez Galdós, del que se ha dicho que es el mayor novelista español tras Cervantes. Mal que les pesara a Umbral o a Benet.
Y como en estos tiempos somos muy de dar homenajes, especialmente si el homenajeado está bien muerto y enterrado, supongo que se celebraran múltiples actos en su memoria. Sobre todo aprovechando que el homenajeado ya no puede protestar ni por el homenaje en sí, ni por las personas que vayan a homenajearlo, ni por los réditos que pretendan sacarse a su costa.
Y la verdad es que, de cualquier forma, D. Benito se merecerá todos los homenajes que se le hagan y muchos más. Pues aparte de sus méritos como escritor, que no son pocos, fue un gran periodista, historiador y trasmisor de la realidad de su época con sus novelas, y, a través de su obra, hizo más por que los españoles tuviéramos conciencia de nosotros mismos y de nuestra patria, que muchos otros historiadores y políticos que presumen de haberlo hecho.
Pero como ya se sabe, Caín era español. Y al igual que muchos otros prohombres de esta tierra, empezando por Viriato, y pasando, entre otros muchos, por Cervantes, Fray Luis de León o Goya, Galdós tuvo que sufrir las injurias, la maledicencia y la traición de muchos de sus compatriotas coetáneos.
Nunca le perdonaron sus ideas, republicanas, socialistas y anticlericales, y posiblemente no recibió el premio Nobel porque, a pesar de tener el apoyo de gran parte de la academia Sueca, incluido el de su presidente, y de más de medio millar de intelectuales españoles, entre los que se contaban Ramón Pérez de Ayala, Jacinto Benavente, Santiago Ramón y Cajal, Octavio Picón o José Echegaray, desde nuestra propia patria se orquestó una campaña de desprestigio y difamación, dirigida por elementos conservadores y reaccionarios, que a la postre consiguió que la siempre temerosa academia Sueca optara por no meterse en jardines hispánicos y le negara el galardón.
Pero por otra parte, como España entierra muy bien a sus muertos, a su funeral asistieron más de 30000 personas, fundamentalmente del pueblo llano, de ese pueblo que tan bien retrató en sus novelas. Y en estas fechas, cien años despues de aquello, se espera que se le hagan muchos homenajes, y que incluso los organicen muchos de los que en vida le habrían injuriado, desprestigiado o condenado al ostracismo.
Pero como el mejor agasajo que se le puede hacer a un escritor es leerlo, les propongo desempolvar cualquiera de sus obras, “La Fontana de oro”, “Doña Perfecta”, “Fortunata y Jacinta”, o cualquiera de los episodios nacionales, (tenemos casi 100 novelas para elegir, sin contar cuentos y ensayos), y sumergirnos una vez más, o por primera vez, entre sus páginas para descubrir aquel maltratado pueblo español, en concreto el del olvidado y ajetreado siglo XIX.

Publicado por Balder

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