jueves, 7 de junio de 2018

El Alegato


          Finalmente le daban la oportunidad de expresarse y de defenderse. Pero, ¿cómo podría exponer la sucesión de hechos que lo habían llevado hasta allí si él mismo no acertaba a entenderlo? ¿Cómo le podían acusar de haber originado todos aquellos alborotos y revueltas si él apenas había lanzado un grito de rabia y de desesperación en medio del gentío?
          Por otra parte, tenía muy serias dudas de que, dijera lo que dijera, fuera a mejorar en algo su situación. Sobre todo después de que aquellos señores, vestidos de negro, hubieran expuesto sus serios y razonados argumentos durante tanto tiempo. Además, no creía que aquellas personas entendieran ni que les importara nada de lo que él pudiera contarles.
          Porque, ¿cómo puede comunicarse una pizca de la tristeza que se siente al ver el negocio de toda una vida hundido, quebrado y embargado por falta de crédito? ¿Cómo hacerles ver la vergüenza que sentía al depender de la caridad de la parroquia para que su familia pudiera seguir durmiendo bajo techo? Y ¿cómo puede transmitirse el dolor que te atraviesa el alma al decirle a un niño de cinco años que el ratoncito Pérez ni vendrá ni se le espera por no disponer de un mísero euro que dejarle a cambio de su dientecito? No, no creía que aquellas personas entendieran ni que les importara nada de todo aquello. Ni que el contárselo sirviera para mejorar su situación.
          Así que se sumergió en sus conocimientos filológicos. Esos mismos conocimientos que no le habían impedido sucumbir a la vorágine de aquella crisis y les dijo:
          - Señorías. Los fenicios, a los que les debemos, entre otras cosas, el invento del dinero, adoraban al dios Mammon, el dios de las riquezas. Así que, si a los seguidores de Cristo los llamamos cristianos, y a los de Buda budistas, no creo que haya ofendido a nadie, y es más, creo que lo único que hice fue constatar una realidad, cuando grité que, los directivos de la sucursal bancaria y los dueños del Banco que me desahuciaron, los economistas responsables y hasta la madre que los parió a todos ellos, eran una autentica panda de mamones.
 
Publicado por Balder







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