domingo, 28 de abril de 2024

Por qué escribimos II

“Hago arte para mostrarle a mi alma que la estoy escuchando”.

Pat Wiederspan Jones

 

“La literatura es la forma más agradable de ignorar la vida”.

Fernando Pessoa


           Decía Carl Sagan: “...cuando se empieza a leer, se entra en la mente de otra persona; tal vez de alguien que ha muerto hace miles de años. A través del Tiempo, un autor habla clara y silenciosamente dirigiéndose a nosotros y entrando en nuestra mente. La escritura es, tal vez, el más grande de los inventos humanos. Une a personas que no se conocen entre sí. Personajes de libros de épocas lejanas rompen la cadena del Tiempo. Un libro es la prueba de que los hombres son capaces de hacer que la magia funcione”.

          Personalmente no soy tan ambicioso, no aspiro a que mis textos crucen la barrera del tiempo y se sigan leyendo, ya no digo dentro de años, ni tan siquiera semanas después de haber sido escritos. Sé que mis artículos apenas los leen un puñado de personas, pero mentiría si no reconociera que me complace la posibilidad de que lleguen a las manos y a la lectura de amigos, familiares, compañeros y hasta de perfectos desconocidos y así compartir con ellos mis recuerdos, mis elucubraciones o mi imaginación sin más. Aunque también me asusta y hasta me sobrecoge. 

          Cuando empecé a escribir lo hacía por el mero placer de hacerlo. Por la necesidad de plasmar en un escrito las ideas, los pensamientos y las historias que se me ocurrían. Ocasionalmente redactaba un texto pensando en algún posible lector en concreto, (generalmente algunos amigos), pero las más de las veces lo hacía por el mero placer de la escritura, o por una especie de desahogo personal, por querer vomitar en un relato todo aquello que bullía en mi mente o que me revolvía las entrañas, y ocasionalmente incluso tan sólo por crear las historias que me hubiera gustado leer. 

          Pero cuando diferentes amigos nos convencieron para que creáramos este blog y lo hicimos, descubrimos el placer de poder compartir todos estos relatos con otras personas. Porque, por increíble que parezca, había lectores al otro lado que recogían nuestras botellas arrojadas al mar, y hasta, de vez en cuando, les gustaban. Y descubrí el placer de ser leído. Y serlo además, no sólo por amigos y conocidos, sino también por personas que no conozco, que no he visto nunca y con las que nunca me encontraré nada más que a través de esa magia de la escritura de la que hablaba Sagan. Pero el conocer su número y el descubrir que, en ocasiones, esos lectores son de lugares distantes, de otros países y hasta de otros continentes, aunque infle sobremanera la propia vanidad, lo que realmente da es un poco de vértigo y hasta de bochorno, porque ya se sabe, “vanitas vanitatum, omnia vanitas”. Y uno se pregunta si, con la cantidad de libros y textos que se publican, de una u otra forma, cada día, seré capaz de aportar algo que valga la pena lanzando mis cavilaciones, mis comentarios y mis desahogos al mundo. Y recuerdas esa frase atribuida a Lincoln o a Mark Twain, pero que realmente es de Maurice Switzer que dice: “Es mejor estar callado y parecer estúpido que abrir la boca y disipar las dudas”. O lo que es peor, esa otra de Beethoven: “Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo”.

          Así que, como digo, las sensaciones son agridulces e intimidatorias.

          Pero qué le vamos a hacer, la escritura es una droga que crea adicción. Y a riesgo de manifestar públicamente mi propia estulticia, seguiré escribiendo y lanzando los mensajes al mar de las redes, haya o no haya nadie al otro lado. Si luego además hay alguna persona a la que le gustan, o a la que le sirven, o simplemente a la que le entretienen, miel sobre hojuelas. Y si no, pues escribiré tan sólo para mí mismo y por el mero placer de hacerlo, (no seré ni el primero ni el último que lo haga). Y con ello no sé si tendré el mejor lector, pero sí que al menos dispondré de un crítico implacable.


Publicado por Balder