Cuando era niño rezaba pidiendo cosas de niño.
Más tarde rezaba por exámenes finales, por amores adolescentes y aventuras de verano.
Luego rezaba por qué se arreglaran los líos y los problemas del mundo.
Incluso hubo épocas en que no rezaba, aunque de reojo supiera que seguías allí.
Últimamente rezaba por aflicciones inmediatas, por enfermedades cercanas y por muertes dolorosas.
Y variando la murga, siempre te la daba.
Que si peticiones personales, que si peticiones ajenas, que si mundiales.
Que si el amor, que si la paz, que si la pena.
Mientras, mi fe oscilaba como el pábilo de una vela, siempre vacilante, siempre frágil, siempre incierta.
Pero te sigo rezando, aunque sólo sea por no perderla.
Aun a riesgo de cansarte con mis monsergas, ayúdame a mantener encendida mi vela.
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| "La Paz con vosotros" óleo sobre tabla. |
Publicado por Balder.
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